sábado, 28 de septiembre de 2013

Ensayo sobre el calor - Eliana Pineda A.

Todo un acontecer surrealista. Desgraciadamente, al igual que elca lor, es lo que más abunda.

Con el intenso calor viene lo predecible, una calamidad pública, meteorológica y manifiesta, evidenciada en altas temperaturas, sofocante clima, agobio atmosférico, chicharrones andantes, humedad imperante, pesca de resfriados fulminantes, sombra de verdes matas de mango, sabor de bebidas refrescantes y, lo más
urgente, resguardarse en cuatro paredes y un techo con aire acondicionado, esperando con respetable
dignidad que oscurezca a la luz de la luna para superar las cálidas horas, que cada vez más se convierten en pesadillas kafkianas que desgajan la noche entre sudor y saliva sedienta. El Gobierno zuliano sabe de esta situación inclemente, amarga, desgarradora y todavía exige de manera disparatada y absurda que no utilicemos aparatos eléctricos para evitar que se registren fallas energéticas en la región.

Todo un acontecer surrealista. Desgraciadamente, al igual que el calor, es lo que más abunda. De acuerdo con el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología, este fenómeno caluroso se debe al sistema
anticiclónico que se formó hace unos días como protección a los huracanes que afectaron a México, donde, habiendo mucha presión por el despeje de nubes, hubo mayor incidencia del sol, lo que acelera el proceso de evaporación en los cuerpos de agua, tras lo que suben los niveles de humedad e incrementa la
temperatura. Ante estos desconcertantes cambios climáticos, el gobernador Arias Cárdenas y el ministro Jesse Chacón deben tener en cuenta que son decisiones netamente físicas, biológicas y químicas, totalmente indetenibles, con sensación térmica de 42 grados, por lo que es natural que esta entidad se acerque a los tres mil megavatios de consumo eléctrico, al utilizar todo lo que ventile para mitigar el fenómeno ambiental. No cabe duda de que tan estruendosa declaración, de no abusar del consumo eléctrico en estos fogosos suelos, pertenece a seres de fríos territorios con un desconocimiento general de la tierra amada por el sol.

La Verdad.com