Tulum (México)
Sobre un acantilado, la enigmática ciudad amurallada de los mayas, Tulum, custodia una extensa ribera sobre el mar Caribe. Playas de arena blanquísima y aguas increíblemente turquesas invitan a una larga estadía bajo el sol.
Ubicado justo frente al Arrecife Mesoamericano -la segunda barrera coralina más grande del mundo-, este destino es también un parque natural que seduce a los amantes del buceo y del snorkel.
No todo aquí es vida de playa; una buena alternativa es visitar los sitios arqueológicos de Cobá y Muyil, muy cerca, y sumar una escapada a Chichén-Itzá.
Itacaré (Brasil)
Años atrás, la zona era tierra de fazendas dedicadas al cacao; después, cuando todo se acabó, el sitio se reconvirtió lentamente.
Hoy, esas grandes áreas entre morros habitadas por palmerales se convirtieron en el destino de los buscadores de nuevos "paraísos".
Las mejores playas: Itacarezinho, ideal para surfear. Prainha, encerrada entre dos morros y rodeada de un increíble cocoteral, es de las más lindas de todo el país; llegar cuesta, pero vale el esfuerzo.
En Havaizinho uno se siente como en una isla desierta y en Jeribucaçu la marea baja forma una laguna enorme y transparente como un apéndice del mar.
Playa de las estrellas (Panamá)
Nadar bajo el sol tiene un encanto especial. Se trata de un hábitat de aguas poco profundas y oleaje sereno, y en el fondo se aprecian enormes estrellas de mar rojas, amarillas y anaranjadas. Estos particulares seres marinos, que aquí se cuentan por decenas, son el
verdadero motivo de atracción de los visitantes que se aplican a descubrirlas con sólo mirar a través de las aguas verde-azules del mar que rodea la isla Colón, una de las tantas que forman el archipiélago de Bocas del Toro.
En el resto de la isla, bosques, ríos, arroyos y pantanos se alternan con los arrecifes coralinos de la costa y los exuberantes manglares.
Los Roques (Venezuela)
Mirar el mapa cada mañana y elegir uno de los tantos cayos y atolones donde gastar las horas a solas con el mar y el sol es lo que hacen quienes visitan este parque nacional a 30 minutos de vuelo de Caracas.
Son más de 300 islas coralinas y sólo cuatro están habitadas. Gran Roque, la capital, concentra todos los servicios. Desde allí se sale en lancha hacia el islote elegido, donde se es "abandonado" con sombrilla y heladera y vuelto a recoger a una hora convenida. La otra
forma de recorrer el archipiélago es en barco, un placer mayúsculo que no cuesta más caro que el de vivir en Gran Roque.
Anguilla (Antillas Menores)
Convertida en un destino de lujo, esta pequeña isla de pasado británico hoy es dominio de villas residenciales y unos pocos resorts del más alto nivel; instalarse en ellos es la única manera de acercarse a este excluyente refugio caribeño.
Son 33 las playas (la de Bahía Rendezvous es una de las mejores) que aparecen sobre la costa de arena pálida, apenas lamida por un mar translúcido de tonos preciosos.
En Valley, la capital, el desorganizado caserío le resta encanto a los pocos vestigios coloniales que aún perduran; el toque pintoresco lo ponen las cabras sueltas por las callecitas con que el viajero suele toparse. En los bares suena el reggae.
Fuente: La Nacion.com.ar
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