La naturaleza es impredecible muchas veces. No sabemos por qué actúa con tanta furia en los momentos que menos esperamos; tembló fuerte en Caracas, los huracanes atacan las costas de Texas y del Caribe con mucha fuerza, creció el río que pasa por Choroní, originando una tragedia en la carretera. Será el calentamiento global, o el daño que sin querer hacemos a la tierra, que nos rebota de una manera implacable con esas manifestaciones. No digamos como Bolívar, o como los políticos, que retan a la naturaleza si se opone a sus designios. Nosotros no somos héroes sino personas normales que nos gusta viajar y vivir bien, sin dañar el ambiente y buscando experiencias enriquecedoras.
Con ese ánimo tenemos que ayudar a recuperar el turismo en Choroní. La tragedia fue realmente lamentable y si un aprendizaje sacamos de ella, es que en honor a las víctimas y como un tributo a ellas, cada vez que veamos un río crecido, alejémonos lo más posible de sus orillas. Busquemos refugio en el lugar más alejado que podamos, porque ya vemos que esas crecidas no avisan y se llevan todo a su paso.
Choroní se recupera y espera a los turistas, para que le devuelvan el color y la vida que tiene ese bello pueblo. La carretera todavía no está totalmente limpia, pero hay paso. Los problemas de electricidad y agua no son muy diferentes, a los que ha habido ya por bastante tiempo. Muchas posadas tienen plantas eléctricas, y las que no, le acogen en la forma más romántica posible. El bello casco colonial no sufrió para nada, Playa Grande está igual de espectacular que siempre, Chuao, Cepe y Uricao siguen intactos, esperándo a que usted vaya y los visite.
Cuando vaya llegando al pueblo será la estatua de la Madre María de San José en la entrada, porque esta Santa nació allí. Casonas coloniales, una iglesia bella, el museo de la Madre María de San José, y calles estrechas le otorgan un ambiente a Choroní que lo distinguen de cualquier otro pueblo venezolano, y nos transportan a la época en la cual la riqueza giraba en torno a las plantaciones coloniales.
Choroní se une al mar en un lugar llamado Puerto Colombia, donde está la desembocadura del río y hay un malecón bien interesante a un lado. Aquí pasa la mayor parte de la vida del pueblo, están la mayoría de posadas, restaurantes y tiendas. A un lado del malecón se alquilan los peñeros para trasladarse a las playas cercanas. Hacia el este se encuentra Valle Seco, que es una playa con una piscina natural hermosa ideal para practicar “snorkel”, y queda a unos 15 minutos del puerto. También se puede ir a Chuao, el pueblo del cacao, a unos 20 minutos de Choroní. Allí debe disfrutar su enorme playa, subir al pueblo más antiguo del estado Aragua, y hacer una excursión a una cascada enorme llamada El Chorrerón. Además Chuao tiene una iglesia colonial espectacular, con un patio de secado de cacao enfrente.
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