Foto: Juan Carlos Luque Las playas del archipiélago de Los Roques están entre las mejores del Caribe
Un territorio caribeño, andino, amazónico, atlántico y guayanés. Parece que variedad es el sinónimo de Venezuela, uno de los diez países con mayor biodiversidad en el planeta.
Es la tierra con la costa más extensa del mar Caribe –2.718 kilómetros–, donde se vive con un clima ideal para estar al aire libre todos los días del año; es el suelo que produce el cacao con la mejor calidad que se conozca y donde nace la caída de agua más alta del mundo: el Salto Ángel, con sus 979 metros.
A pesar de los envidiables atractivos, Venezuela nunca ha competido con éxito en el mercado. Representantes del sector privado han manifestado reiteradamente que no se ha logrado conseguir la llegada de un millón de turistas extranjeros en un año. Pero según el Ministerio de Turismo, en el 2013 (la cifra más reciente en la página web del Mintur), el país recibió 1'084.776 visitantes internacionales, un escaso 2,24 por ciento más que el año anterior. Y aunque la cifra no es nada despreciable, está lejos de vecinos como Colombia, país que recibió en el 2015 a 4,2 millones de viajeros, según cifras de Migración Colombia.
Durante el largo mandato del fallecido presidente Hugo Chávez, Venezuela estableció cercanas relaciones con países de América y otros continentes y vivió una de las mejores bonanzas petroleras; sin embargo, esos buenos tiempos no fueron aprovechados para atraer la visita de extranjeros.
El gobierno del presidente Nicolás Maduro tal vez ha representado la mayor prueba para el turismo venezolano, debido al agravamiento de problemas como la escasez de alimentos y medicinas, la crisis económica, la inseguridad y las fallas en servicios públicos.
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