sábado, 18 de abril de 2015

Los viajes de Valentina: En defensa de la naturaleza para los viajeros sensibles

El Autana se ha convertido en un destino muy solicitado. Hay que cuidarlo | Foto: Arianna Arteaga
La mayor fortaleza de Venezuela como destino turístico es su naturaleza. Defenderla para los viajeros sensibles es la misión de un grupo de operadores de turismo que está preocupado por el deterioro de nuestros parques nacionales, la anarquía con la cual se trabaja y la nulidad de acuerdos y comunicación entre quienes llevan viajeros a estos destinos. Crear una asociación es el primer objetivo. Compartimos con ustedes inquietudes y los planes.

Hace apenas unos 15 años resultaba impensable hablar de turismo de naturaleza en Venezuela. Había unas cuantas personas aisladas que ofrecían viajes a la montaña, especialmente en la zona de los Andes. Por supuesto que se podía ir a la Gran Sabana, a otros Parques Nacionales muy conocidos como Morrocoy, Mochima o Los Roques, pero no había operadores especializados en la organización de estos recorridos. A nadie se le había ocurrido que se podía hacer rafting en los ríos de Barinas, Mérida o Sucre. Mucho menos el canyoning o barranquismo que es esa euforia de bajar por cascadas haciendo rapel. Ni siquiera se planificaban caminatas o travesías en bicicleta montañera. El parapente era una audacia de unos pocos, pero jamás una escuela o un plan de irse hasta El Jarillo para lanzarse en tándem. Subir a los tepuyes era aventura extrema de los especialistas, jamás un viaje de Semana Santa o diciembre para una familia o un grupo de amigos.

Lo que hoy nos parece perfectamente natural, con extraordinarias ofertas y unas cuantas operadoras bien serias y prestigiosas con inmensa experiencia, es un logro reciente. Ha sido un esfuerzo sostenido y serio del sector privado, como casi todo lo que se ha hecho en turismo en Venezuela.

Una preocupación. Si bien nuestra naturaleza es generosa y muy variada, también es sensible. Tenemos 43 parques nacionales: 16% de nuestro territorio. Se dice fácil, pero es un promedio altísimo. En el resto del mundo es apenas 6%. Lo que puede ser nuestra mayor fortaleza como destino turístico puede convertirse en nuestra mayor debilidad si abusamos de este recurso con la misma desmesura con la que hemos abusado y despilfarrado el petróleo. Es verdad que ahora le toca al turismo. Pero también es verdad que tenemos que prepararnos.

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