2/01/2013

Respetemos la zulianidad Por Jorge Sánchez Meleán /Economista /sanchezmelean@hotmail.com

Desde el último tercio del siglo XIX hasta hoy hemos luchado por nuestra autonomía político-territorial. Allí está la esencia de la zulianidad


En Venezuela no hay otro ejemplo de unidad regional más completa que la que constituye el estado Zulia, el único estado-región del país. Su estructura como región no depende solamente de una definida circunstancia geográfica, sino de su integración histórica, forma común de vida, matices temperamentales y comunes aspiraciones, sentimientos e ideas. Allí está la esencia de la zulianidad. La denominación del estado, proviene del río Zulia. Es un término indígena ligado a una hermosa leyenda de amor y valor de una indígena colombiana. En barí, Zulia significa "río de aguas que se deja navegar", o "río de aguas nobles". Esta tierra quedó definitivamente unida a Venezuela, desde que Carlos III negara la petición del Ayuntamiento de Maracaibo de que se le reintegrara al virreinato de la Nueva Granada. Nos incorporamos al proceso de independencia hispanoamericana desde el 28 de enero de 1821 como República popular y democrática, en igualdad de condiciones a la República fundada por el Congreso de Angostura (1819). En agosto de 1821 pasamos a ser el Departamento Zulia, correspondiente a Venezuela dentro de la Gran Colombia. Nuestro territorio actual dentro de Venezuela quedó definitivamente demarcado por el Atlas de Codazzi en 1841, territorio recogido por la Ley de División Político-Territorial de 1856 aún vigente. Desde el último tercio del siglo XIX hasta hoy hemos luchado por nuestra autonomía político-territorial, como parte que somos de un estado federal-descentralizado. Por todo ello, ninguna ideología o partido político tiene derecho a trastocar el nombre del estado Zulia, con fundamento histórico innegable. Ya en el preámbulo de la Constitución del estado, se reconoce a Simón Bolívar como "padre de la patria y del proyecto de nación de repúblicas que soñó para nuestra América". Es aceptable que el nuevo gobierno del Zulia, alternativo y transitorio, se autodenomine "bolivariano"; pero es inaceptable que al estado Zulia, permanente y eterno, se le pretenda endilgar un añadido de indiscutible inspiración o propósito político-partidista. Todo gobierno está obligado a respetar el fundamento histórico e institucional del estado que lo regula. El Zulia no puede ser la excepción.

Respetemos la zulianidad.