lunes, 28 de noviembre de 2011

Guaitó, la guarida del Tigre


En los andes larenses un pequeño poblado cuenta historias de próceres. Ubicado al extremo sur oeste de Lara, en frontera con Trujillo, este centro poblado aún sigue algo aislado del resto del país. A este lugar se llega por una carretera zigzagueante 

Montaña adentro, muy adentro, en los andes larenses, hay un pueblito cuyo acceso fue celosamente custodiado por el célebre Rafael Montilla, El Tigre de Guaitó. No podía ser de otro modo, ya que allí, el caudillo nacido en San Miguel de Boconó en 1859, tenía su guarida, donde se refugiaba luego de sus correrías contra las tropas de los Araujo, los Baptista y las de Cipriano Castro.

Ubicado al extremo sur oeste de Lara, en frontera con Trujillo, este centro poblado aún sigue algo aislado del resto del país. A este lugar se llega por una carretera zigzagueante, subiendo desde Campo Elías en Trujillo o por una vía de tierra para vehículos rústicos por los Humocaros en Lara. Su economía se basa en el café y el cambur.

En Guaitó se respira historia, la historia de la Venezuela de los tormentosos años de finales del siglo XIX, cuando el país se estremecía entre tantos caudillos armados de fusil y machete. Para ir a Guaitó primero es necesario armarse con el conocimiento de la vida de Rafael Montilla, es la única manera de saborear el lugar.

Un poco de historia El Tigre, desde temprana edad y huyendo de un percance con los oligarcas trujillanos, se unió a las tropas del general Diego Bautista Ferrer, un enviado del presidente Andueza Palacio.

En Tocuyito se enfrentó con sus hombres al Ejército tachirense que avanzaba hacia Caracas, peleaban fieramente cuando inexplicablemente el general Ferrer le ordena retirarse, y es cuando Montilla le dice al mensajero su famosa frases "Dígale al general Ferrer que los hombres de Guaitó no nos retiramos nunca cuando tenemos la victoria en las manos".

El Tigre participó en muchas otras batallas, de algunas salió victorioso y de otras vencido. Finalmente, traicionado, cae prisionero.

Escapa, se une a Castro, quien ahora se vuelve contra los oligarcas trujillanos, la verdadera lucha de Montilla.

Es enviado a cuidar la frontera en Capacho Nuevo, descubre que es una trampa y huye a Colombia, regresa atravesando los llanos y se refugia en Guaitó.

Una vez, allí le manda a decir a Castro: Si de pronto me llega un golpe de suerte, es más corto el trecho de Guaitó a Miraflores que, el de Capacho a Miraflores.

Montilla fue asediado, pero nunca atrapado, vivía en Guaitó donde formó una comunidad autosuficiente, hasta que fue asesinado en 1907 de un machetazo en Quebrada de Paperas, por uno de sus hombres más jóvenes, la razón de esta acción aun sigue en el misterio.

En el pueblo aún quedan algunas casas de paredes de bahareque y techos de tejas. La plaza y la iglesia han sido renovadas, pero no es difícil imaginar a Montilla caminando por allí. Germán Montero Alcalá / La Verdad.com