Tres de cada cuatro turistas franceses, según un estudio de Booking publicado por L’Echo Touristique, quieren viajar de forma más sostenible durante los próximos meses. En la misma encuesta, los entrevistados dicen que priorizan su presupuesto antes que las compras responsables. O sea que queremos viajar, no dañar el medio ambiente y sin gastar mucho.
Ahí es donde aparecen los ‘magos’, que son quienes venden viajes que sean baratos y sostenibles. Un experto, por ejemplo, explica que el tren es una buena opción, por lo que ofrece a sus viajeros los trenes de Sri Lanka: son sostenibles y baratos.
Y todos contentos. Porque para que un francés vaya a ser sostenible a Tailandia o a Sri Lanka, coge su kayak y se pone a dar paladas. Todo sostenible.
No quiero ser agorero pero lo más sostenible en materia de turismo es no viajar. Va perfecto desde todo punto de vista, incluso también en lo económico. Lo segundo más sostenible es lo que ocurría en el mundo hace cien años, o sea que viajaban cuatro, siempre o casi en su totalidad, ricos.
Lo de que viajemos todos, a costes asequibles y sin contaminar ni dañar el medio ambiente me parece que debería quedar para los soñadores.
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