El Gobierno de Nicolás Maduro cerró el espacio aéreo venezolano a cualquier aeronave de bandera argentina. Una decisión en represalia a la decisión del presidente Javier Milei de concretar la entrega a Washington de un Boeing 747-300 confiscado a Caracas hace dos años, durante el periodo de Alberto Fernández, en cumplimiento de la orden de un tribunal del Distrito de Columbia. ¿Cómo se llegó a esto?
En respuesta, el portavoz del Gobierno de Javier Milei, Manuel Adorni, aseguró que “Argentina no se va a dejar extorsionar por los amigos del terrorismo” y anunció que emprenderán “acciones diplomáticas” contra el Ejecutivo de Caracas, “encabezado por el dictador Maduro”.
Esas medidas incluyen una nota de protesta ante Naciones Unidas, a cargo de la Cancillería, y otra de la Consejería Legal de este despacho a la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), que establece las reglas de cooperación aeronáutica entre los países.
Adorni también lamentó que la decisión de Maduro, que incluye no solo a las líneas aéreas, sino a cualquier aeronave de matrícula argentina, impactará a “un montón de pasajeros a los que se le harán más costosos sus viajes”.
Es la segunda vez que Caracas y Buenos Aires se enfrentan en relación con el mismo tema: en junio de 2022, cuando la aeronave fue confiscada, Maduro lanzó duras palabras contra Alberto Fernández, a quien en ese momento consideraba su aliado político, por ejecutar la medida ordenada por un tribunal de Washington.
“Pretenden robarnos el avión como nos robaron el oro de Londres, como nos robaron Citgo”, acusó Maduro en aquella ocasión, en alusión a los activos venezolanos confiscados luego de la entrada en vigencia de las sanciones de Estados Unidos contra su Gobierno.
El origen del conflicto
Los desencuentros entre estos dos países iniciaron cuando el avión de la línea Emtrasur, filial de la venezolana Conviasa, fue detenido en Buenos Aires, incluyendo a los 19 miembros de su tripulación, cinco iraníes y 14 venezolanos, todos liberados posteriormente.
La aeronave fue propiedad en el pasado de la empresa iraní Mahan Air. Había partido de México el 4 de junio, hizo escala en Venezuela, aterrizó en Córdoba, donde descargó mercadería, y pretendía salir el 6 del mismo mes a Montevideo para recargar combustible allí. Pero las autoridades uruguayas le negaron la entrada, por lo que regresó a Argentina, pero esta vez a Buenos Aires, donde se produjo la detención y posterior incautación.
El decomiso había sido ordenado por una corte del Distrito de Columbia por las sanciones contra Mahan Air y por el hecho de que la transferencia de la aeronave a Emtrasur se hubiera hecho en violación de las leyes de control de exportaciones estadounidenses.
Luego de casi dos años detenido en Ezeiza, finalmente el avión fue entregado a Estados Unidos el 12 de febrero pasado. Pero días antes, el conflicto ya había escalado porque un funcionario de la embajada venezolana tomó fotos de la aeronave, lo que fue considerado por Argentina como una violación de la seguridad del aeropuerto. El diplomático fue declarado persona non grata y conminado a abandonar el país en 48 horas.
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El Boeing 747-300 fue desmantelado en Estados Unidos, como indicaba la orden judicial, lo que encendió aún más la retórica entre Miraflores y la Casa Rosada.
“El bandido de Milei se robó el avión de Venezuela”, aseguró Maduro, a lo que el portavoz de Milei, Adorni, respondió: “¿Qué se puede esperar de un burro más que una patada?”.
La principal línea comercial del país sureño, Aerolíneas Argentinas, usa el espacio aéreo venezolano en contadas rutas, como la Buenos Aires-Punta Cana, precisamente la que originó el conflicto cuando el gobierno supo que los cielos estaban cerrados por orden de Caracas.
La medida podría tener un impacto mayor en los vuelos privados, aunque el espacio aéreo de la vecina Guyana, de acuerdo con regulaciones aeronáuticas, se presume abierto para su uso en sustitución del de Venezuela.
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