En España solemos mostrar nuestro dolor por los efectos de nuestras huelgas, pero pocas veces se ha llegado al cierre completo de una ciudad, la capital, de un país de la importancia de Alemania, como ha ocurrido este miércoles (Una huelga provocará la paralización total del aeropuerto de Berlín).
El paro convocado por Verdi, el sindicato de los trabajadores de Berlín Brandenburgo, provocó la cancelación de los 300 vuelos programados en la capital alemana, afectando a 35 mil pasajeros. Los trabajadores piden aumentos salariales.
Las aerolíneas más afectadas han sido Easyjet, que es heredera de Air Berlín en la ciudad, y Lufthansa. Las dos ofrecieron a los viajeros la posibilidad de reprogramar sus viajes. Lufthansa, además, permitió a los viajeros usar el tren en lugar del avión.
Berlín, aunque tiene conexiones internacionales, no es ni el primer ni siquiera el segundo punto de partida de las grandes rutas de largo radio, lo que ha atenuado el impacto.
La escasa antelación con la que tuvo lugar la convocatoria, apenas 24 horas, no agravó el paro dado que la decisión de cancelar todos los vuelos evitó que los pasajeros dudaran sobre si podrían o no volar, evitando la concentración de viajeros en las terminales.
El sindicato pide un aumento de 500 euros mensuales en los salarios de los empleados del handling de tierra, por doce meses.
Las aerolíneas más afectadas han sido Easyjet, que es heredera de Air Berlín en la ciudad, y Lufthansa.
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