A diferencia de cualquier lugar continental, las islas, especialmente las pequeñas, tuvieron un riesgo brutal con el virus porque, como es el caso de la Isla de Pascua, en el medio del Pacífico, no tenía capacidad hospitalaria suficiente para afrontar una pandemia (Isla de Pascua: los habitantes votan seguir aislados del mundo y sin turismo).
Por eso, las medidas de aislamiento ante el Covid-19 implementadas por el gobierno de Chile fueron tan duras que hace ahora 28 meses que no entra ni un avión con turistas a la isla.
El daño a la economía local, que dependía del turismo, fue brutal, pero al menos los seis mil habitantes han quedado bastante resguardados del virus.
La reapertura al turismo será paulatina. Este jueves llegó el primer avión (la foto muestra a los turistas fotografiándose con este motivo), y durante agosto habrá sólo dos vuelos semanales, por supuesto con pasajeros totalmente vacunados y una prueba PCR adicional.
Por el momento sólo la mitad de las camas está en servicio. Y apenas 11 de sus 24 atractivos turísticos reciben visitantes.
La idea inicial era reabrir la isla desde febrero, pero la aparición de Ómicron, que llegó a Sudamérica con cierto retraso, obligó a postergar la iniciativa.
Oficialmente, el lunes 1 ya se podía volar, pero Latam programó su primer vuelo para este jueves.
La vida durante este tiempo en la isla fue francamente complicada porque tampoco los barcos y aviones comerciales, que traen alimentos y materiales básicos, estaban funcionando normalmente.
Pascua se encuentra en el medio del Pacífico, a 3.500 kilómetros de las costas chilenas, y recibía anualmente cien mil visitantes.
Pascua se encuentra en el medio del Pacífico, a 3.500 kilómetros de las costas chilenas, y recibía anualmente cien mil visitantes.
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