domingo, 20 de junio de 2021

“El coyote abrió una puerta en el muro”


Foto Archivo

Sabía que arriesgaba la vida, pero Lucy, nombre ficticio de la protagonista de esta historia, estaba decidida a reencontrarse con su hijo luego de cinco años sin verlo. No tenía visa ni esperanzas de obtenerla. La mayor sorpresa de su travesía fue cuando el Coyote se acercó al muro y, sin más, le permitió el paso abriendo una puerta, reseñó El Pitazo en un trabajo especial

¡Caminen, rápido! ¡Caminen!, le ordenaba el hombre al grupo de personas que le seguía de cerca. Era muy poco lo que podía verse alrededor porque la oscuridad era casi absoluta. Uno tras otro, doblados sobe sus cuerpos, avanzaban a tientas por un camino desconocido, rodeado de nada. Entre ellos iba Lucy, aterrada, “pero feliz”, reconocería más tarde, a punto de ponerle fin a una travesía de dos años y medio que la llevaría a ver a su único hijo, Federico, después de cinco años de estar separados.

No hubo ningún contratiempo en la llegada de Lucy a México. Al fin había decidido moverse y viajar desde Medellín hasta el país azteca después de perder las esperanzas de obtener la visa norteamericana en la Embajada de Estados Unidos en Bogotá.

“Puedo decir que comencé a migrar desde 2018. Ese año me negaron la visa en la Embajada de Caracas. No me imaginé que eso pasaría porque había tenido visa desde los 16 años. El funcionario me invitó a hacerlo de nuevo cuando mis condiciones cambiaran”, cuenta Lucy.

Aunque no le quedó claro lo que quisieron decirle, refiere que si hablaban de su situación económica, lejos de mejorar, empeoró. Y para el 24 de enero de 2019 comenzó el desmantelamiento de la Embajada norteamericana en Venezuela. Con esta realidad aplastándola y sobreviviendo en Maracaibo, una ciudad que se le había hecho hostil, decidió irse a Mérida, donde permaneció por dos años.

No hubo contratiempos en la vida que tuvo Lucy en Mérida. Reconoce que mientras permaneció en esa urbe encontró condiciones más amables que las que había dejado en Maracaibo: el clima; la electricidad, que nunca fallaba porque su apartamento estaba cerca de un hospital; el transporte funcionaba y el dinero que le enviaba su hijo, Federico, quien se había ido tres años atrás a Estados Unidos, le alcanzaba.

Pese a todo, la realidad política venezolana, la falta de gasolina y de trabajo, la imposibilidad de obtener la visa desde Venezuela y de que el país más cercano para lograrlo era Colombia, la lleva a migrar nuevamente. Esta vez se fue a Medellín.

Lee la nota completa en El Pitazo

https://www.el-carabobeno.com/

1 comentario:

  1. No hubo ningún contratiempo en la llegada de Lucy a México. Al fin había decidido moverse y viajar desde Medellín hasta el país azteca después de perder las esperanzas de obtener la visa norteamericana en la Embajada de Estados Unidos en Bogotá.

    ResponderEliminar