De este lío del Covid sólo se sale vacunando. Todo lo demás es marear, perder el tiempo, enredar. Lo tengo escrito varias veces en esta columna. Y lo puedo repetir: sólo hay una salida.
En Israel, con más del 87 por ciento de la población vacunada, están calculando cuando, en el entorno de Semana Santa, se normaliza el turismo. En el Reino Unido, por su parte, en junio calculan que desaparecerán todas las restricciones en el país. “Todas”: han leído bien.
Este no es nuestro caso. Mientras Gran Bretaña ya ha vacunado al 30 por ciento de los adultos, nosotros ni nos acercamos al ocho por ciento. En algunas regiones turísticas, acaba de publicarse un listado de categorías de vacunación, sin que se haya empezado aún con los ancianos que están en sus casas. O sea que en la Europa continental esto va para largo. Según nuestro presidente, para el otoño.
Y esa es la diferencia: nosotros seguimos peleándonos sobre si cerrar o abrir bares, sobre si mascarilla o no, sobre si confinamiento perimetral o toque de queda. Todo un enredo que no resuelve nada. La única solución es vacunar. Los datos son demoledores; las investigaciones concluyentes.
Y eso libera energías. El turismo inglés lo ha demostrado: en una noche las ventas se dispararon. Es una locura. La gente está hasta la coronilla de soportar este desastre. Todo el mundo quiere volver a la normalidad. Los ‘genios’ que decían que va a cambiar todo, que de esta va a nacer un ser humano nuevo que no va a querer viajar, ni gastar, ni tomar cervezas, se equivocaron. Era evidente, pero cuando hay una crisis es cuando los disparates cotizan al alza.
Lo único grave para nosotros es que no sabemos cuándo va a acabar esta pesadilla. Porque no sabemos cuándo nos van a vacunar. Ni sabemos cuándo vamos a tener un plan de recuperación económica serio.
Mientras tanto, nos conviene ver qué hacen los demás.
(No se pierdan algunos comentarios de la prensa ‘seria’. Hoy un periódico titulaba: “Boris Johnson anuncia una larga y lenta desescalada en el Reino Unido”. ¿Leen lo que yo? Qué mal deben de estar que su desescalada es lenta y larga. No como la nuestra, que ni es larga ni lenta. Simplemente no existe porque no hemos vacunado. Nada como el equilibrio de la prensa para entender el mundo.)
Lo único grave para nosotros es que no sabemos cuándo va a acabar esta pesadilla. Porque no sabemos cuándo nos van a vacunar. Ni sabemos cuándo vamos a tener un plan de recuperación económica serio.
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