La canciller alemana Angela Merkel, con sus tres rescates públicos a Tui por valor total de casi 5.000 millones de euros, ha evitado la quiebra de más de un hotelero vacacional con gran dependencia del mayor turoperador del mundo.
Merkel, para muchos la gran figura política del siglo XXI, ya fue clave el otoño pasado para salvar a la aerolínea Condor de la bancarrota de Thomas Cook, que supuso un alivio en las expectativas de las empresas hoteleras, aunque con la irrupción del coronavirus apenas sirvió de mucho.
Tui acumula importantes retrasos en los pagos con un buen número de hoteleros españoles, desde Baleares a Canarias pasando por Andalucía, pero la determinación de la canciller por salvar su tejido industrial transmite un mensaje de confianza.
Tui totaliza una deuda neta de 6.421 millones de euros (4.557 millones sin los efectos de la norma contable sobre arrendamientos IFRS 16) tras los tres rescates públicos desde los 910 a principios de año, pero el año pasado, aún con Thomas Cook en el mercado, logró 416 millones de beneficio neto (769 millones de beneficio operativo) en su ejercicio fiscal, por lo que el monto del rescate asciende a diez veces su beneficio (Escarrer desearía que Sánchez liderase como Merkel).
No obstante, en España el mayor rescate público a un gran grupo turístico nacional equivale a 24 veces el beneficio del 2019, con el contraste añadido de que apenas posee activos que vender, a diferencia de Tui, propietaria de amplias participaciones de de numerosos hoteles.
Tui, con casi 50.000 empleados, afronta como reto que la sociedad se ha digitalizado fuertemente estos meses y que hay más aviones disponibles que nunca de las low cost para dedicarlos al vacacional, pero el respaldo del Estado alemán sobre sus empresas sistémicas se aprecia en que no ha tenido reparos en entrar en el capital de gigantes turísticos como Lufthansa.
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Tui, con casi 50.000 empleados, afronta como reto que la sociedad se ha digitalizado fuertemente estos meses y que hay más aviones disponibles que nunca de las low cost para dedicarlos al vacacional, pero el respaldo del Estado alemán sobre sus empresas sistémicas se aprecia en que no ha tenido reparos en entrar en el capital de gigantes turísticos como Lufthansa.
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