Confieso mi predilección por las playas aragüeñas, especialmente las ubicadas hacia la zona oriental de esta explosiva extensión del Caribe venezolano. Jamás olvidaré la primera vez que navegué en peñero por estas playas, quedé atónito con el color del mar, porque es un azul luminoso que todavía no he visto en otro lugar, además las montañas y sus sorprendentes acantilados te cubren con su imponencia. Les presento en orden las playas que deben conocer.
Playa Grande
Le hace honor a su nombre y es la única a la que se puede llegar en vehículo, gracias a la vía que conecta Maracay con Choroní. Su arena sorprende gratamente con su suavidad y hay muchísimas palmeras que adornan el paisaje. Es la playa más visitada y comercial, suele ser muy concurrida sábados y domingos, así que siempre encontrarán alquiler de mobiliario de playa, ventas de comida y hasta clases de surf. Les recomiendo conocerla un día de semana, de lo contrario caminen lo más que puedan hacia el extremo donde no hay tantas personas.
Valle Seco
Es la primera del resto de las playas a las que solo se puede llegar navegando en peñero, generalmente desde Puerto Colombia, el pueblo hermano de Choroní. El trayecto es bastante corto, esta es una playa perfecta para ir con niños porque las barreras de corales forman pequeñas piscinas. Hay muy poca vegetación, por eso la sombra es escasa. Les recomiendo que alguna vez se detengan aquí y se lancen del peñero a nadar con lentes de snorkel, les va a maravillar el fondo marino y el color del agua, eso sí, debe ser en épocas donde el mar todavía está tranquilo, entre julio y noviembre.
Chuao
Tal vez no sea la más bella de todas las playas, pero sí la más especial. Una vez escribí una reseña que se llamaba “Chuao tiene alma” y sigo pensando que es así, porque es un lugar del que te enamoras, por su tranquilidad, la energía que lo envuelve, su gente cálida y el orgullo de tener el mejor cacao del mundo, único con denominación de origen de Venezuela. Es una playa perfecta para acampar y descansar durante el día, también para bañarse en su mar agitado pero cristalino. Suban a las montañas para verla desde arriba, vayan a conocer el pueblo, ubicado a varios minutos de la playa, coman heladitos de cacao y hagan lo posible por ir al Chorrerón de Chuao, una cascada que los sorprenderá, son dos horas de caminata que valen cada paso.
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