Una jovencita es sorprendida mientras se da un ducha en el lavamanos de un baño del aeropuerto internacional de Aruba.
Rubia, delgada y con un montón de equipaje a cuestas, la muchacha dice que es venezolana y que lleva dos días durmiendo en el suelo porque perdió su vuelo de retorno a casa.
Si quiere irse ya tiene que comprar un boleto one way que debe pagar en dólares y en efectivo. Mientras tanto está en lista de espera, pagó la multa que le salió más cara que el boleto con el que salió de Caracas y no tiene con qué pagar un hotel.
Como esta chica, hay centenares de venezolanos que son objeto de maltrato por parte de los empleados de las líneas aéreas venezolanas, en Aruba.
Maltrato 1: Cara'e perro
Desde que se inició la crisis de los pasajes aéreos atribuida a una deuda que mantiene el Gobierno con las empresas prestadoras de servicio, montante en cuatro mil millones de dólares, los pasajeros venezolanos son recibidos como unos indeseables y muchos entran en pánico a la hora de acercarse al mostrador a chequearse. Unos empleados que más que hablar, gesticulan y más que saludar, ladran, reciben a los atribulados viajeros que vienen a ser el relleno de un sandwich cuyas dos rebanadas de pan son precisamente los funcionarios y las autoridades de las aerolíneas.
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