La moneda de los viajeros que retornan de vacaciones tiene dos caras, como todas: la de la sonrisa complacida y la del ceño fruncido del enojo. Ambas tienen mucho que ver con la crisis económica que a principios de 2014 se exacerbó con los ajustes experimentados en el sistema cambiario, la variación de precios y la escasez. Todo esto frustró el itinerario de muchas familias que vieron como se adelantaba el final de unas vacaciones en las que parecía que los días sobraban y escaseaban los dólares.
MENOS VUELOS MENOS DIVERSIÓN
La suspensión de vuelos y la disminución de venta de boletos hacia y desde Venezuela por parte de aerolíneas internacionales afectaron la diversión de viajar. A diferencia de lo que ocurría hasta 2013, los venezolanos vieron caer sus expectativas de salida del país en temporada vacacional tanto por la caída de ofertas de boletos como por la disponibilidad de divisas.
Un pasaje a Madrid, España, que estaba costando menos de siete mil bolívares, se elevó a más de 132 mil bolívares, en menos de un año. Y no se consigue ni un asiento al lado de las maletas.
Las divisas que hasta 2013 estaban disponible a una tasa de 6,4 bolívares por dólar, saltaron a 50 bolívares por dólar.
PA’LA PLAYA MANO!
Ante tamaña crisis, el Gobierno hizo una jugada de las que aparecen en el librito de las reglas jamás escritas. Estaba de anteojito que si las familias no podían salir del país iban a volcarse hacia el turismo interno, pero de nuevo la carencia de divisas aguó las fiestas. La flota aérea maltrecha en más 50% apenas puede sostener vuelos domésticos a destinos como Porlamar y Guayana.
Pero lo peor es que a disponibilidad de habitaciones se ha visto mermada por la escasez de insumos para mantenimiento y limpieza.
EL RETORNO DE JAIMITO
El 16 de septiembre cuando reinicien las clases y las maestras comiencen a preguntar a sus alumnos dónde vacacionaron, las repuestas tendrán matices oscuros y de nostalgia. Los más afortunados habrán cambiado las visitas al Reino de Disney por una semana en la playa Alí Babá, en las afueras de Macuto.
Y cuando toque el turno a Jaimito la maestra sonrojada escuchará respuestas como esta:
MAESTRA: Jaimito, ¿qué hizo en las vacaciones?
JAIMITO: Me la pasé en el aeropuerto, maestra
MAESTRA: Aaahhhh que bien! Viajó mucho!
JAIMITO: No maestra, estuve a ayudando a mi papá a cargar maletas.
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