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| (Fotos: Alejandra Quero) |
Compartirlos y de hacer que nuestros platos sean servidos en fiestas y reuniones. Vemos entonces como surge esa posibilidad de conectarse con lo nuestro, de comprar nuestros productos artesanales
Hace unos años atrás se escuchaba con mucho fervor una canción que decía mas o menos así:
Cada región tiene sus cosas sabrosas / Y esas cosas tienen su aroma y color / Aroma especial que viene de sus mujeres / Color del sol, ferias, gaitas y placeres. / Es algo que llevamos dentro / que nos mantiene contentos, auténtico y nacional / En cualquier parte se le encuentra / y notas la diferencia / con su sabor especial.
Popularizada por Guaco es una letra que habla de esas diferencias que encuentras de región en región. Culinariamente somos eso también. Sabores que de sitio a sitio van cambiando pero que cada uno de ellos nos hacen sentir parte de un país que sabe a muchos elementos y que vive hoy en día un momento particular para aquellos que trabajamos desde las cocinas regionales.
Al salir de viaje cada uno de nosotros sin importar el destino hacemos un espacio en la maleta para un regalito que en muchos casos son regalos comestibles y así cada uno tiene la posibilidad de convertirse en embajador de su localidad. Pasar por una aduana con tequeños, quesos, o algunos de nuestros dulces empacados comercialmente es ya una actitud que incluso ha logrado tener tiendas en los aeropuertos más allá de las tiendas libres de impuesto para que se puedan comprar estos detallitos. Estamos ante una posibilidad inmensa de lograr que este resurgir de productos venezolanos y por ende sus cocinas sea un movimiento importante que desemboque en una marca país a la que muchos estamos apostando.
Ese fenómeno de lo nacional, aupado por la situación de abastecimiento está motivando a un grupo de cocineros a unirse y mostrar de forma itinerante los sabores de sus regiones. Así encontramos un hermoso proyecto llamado "A Muchas Manos Para Muchas Bocas" donde un grupo de cocineros, sumiller y fotógrafa están haciendo un trabajo por mostrar las bondades de cada región y sus productos. Cenas de degustación con mucho sabor local son el escenario perfecto para irse de viaje por las rutas culinarias de este país. El resultado, el entusiasmo de salas repletas de comensales que están apoyando este concepto y su crecimiento.
Mérida y Carora ya han sido visitadas con unos menús donde una arepa de pato convive con el lomo prensao de Carora y un bollo pelón de mojito en coco con su salsa de ají dulce y nube de queso madurado. Donde un helado llega a la mesa en forma de teta de tamarindo pero perfumado por el Cocuy larense en todo su esplendor. Donde el Ron Carúpano y su Solera Centenaria nos muestran la calidad insuperable de nuestros productos bandera, nuestras denominaciones de origen y el Ron de Venezuela. Donde los vinos de Terrazas de los Andes nos muestran la nobleza de nuestra cocina al armonizar con caldos de otras latitudes.
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