Los pilotos de un Airbus A320neo de Iberia tuvieron que desplegar toda su destreza para aterrizar en el aeropuerto de Madeira, considerado uno de los más complicados del mundo.
Su ubicación geográfica hace que los fuertes vientos cruzados azoten a las aeronaves en su aproximación. En este caso se observa cómo desestabiliza ostensiblemente el aparato a escasos metros del suelo.
Tras tocar tierra con la parte derecha, las ráfagas de aire obligaron al comandante a elevarse ligeramente para volver a descender y aterrizar de forma segura.
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