La vista comienza asomarse desde lo alto. El asombro y la admiración se unen al contemplar la barrera de arrecife coralino que bordea el Archipiélago de Los Roques. Los suspiros sacuden la cabina de vuelo y las apetencias se colman de entusiasmo. Sin duda el paraje exótico que significa Los Roques es uno de los más extraordinarios del mundo en cuanto a belleza natural. Esto resume un éxtasis paradisíaco para cualquiera.
El Archipiélago Los Roques está conformado por 50 islas. La más importante es Gran Roque, que alberga una población de aproximadamente dos mil habitantes. Se hallan posadas, restaurantes y una pequeña pista de aterrizaje.
Ir a este destino es sinónimo de descanso, sin embargo en esta oportunidad fui a explorar un deporte extremo que está acaparando mis sentidos. Para practicar el kitesurf se requiere de unas condiciones climáticas en donde el viento debe ser el protagonista. Este cielo tiene el privilegio de contar diariamente con nudos precisos para su pericia. Sus aguas cristalinas y sus inigualables tonos azules y turquesa hacen que esta destreza acuática se vuelva una experiencia sublime bajo la extensión asombrosa de corales inimaginables.
Por este motivo, Rodolfo Corona, director de la plataforma digital de kite más grande del mundo, Vzlakite, llevó a cabo un evento deportivo en el cayo Saki Saki. Asiduamente visitado por kiters para realizar este deporte. Es considerado el lugar ideal para navegar en el Archipielago. Vzlakite unió esfuerzos para agrupar kiters de todo el país junto a un nutrido grupo de amateurs a fin de experimentar una tarde paradisíaca con el trasfondo de las mezclas musicales del reconocido Dj venezolano Victor Porfidio, quien se encuentra en la lista para sumarse a los mejores 100 Djs del mundo.
El evento se desarrolló en un ambiente repleto de energía, mucho sol, buena música y kitesurf. La logística establecida por Corona estuvo compuesta por una organización óptima. Al caer la tarde, La posada Galápagos brindó a los visitantes una noche de tambores con una atmósfera intensa que puso a bailar a muchos hasta la madrugada.
Alojamiento en Acquamarina
En esta oportunidad tuve el placer de hospedarme en la posada Acquamarina. La fachada es pintoresca y acogedora, decorada bajo un concepto armonioso, cálido y playero. Su dueño Giorgio Serloni, italiano y con años en la isla, ha construido durante veinte años este bondadoso paraje. Cuenta con cinco habitaciones dobles que ofrecen todo el confort necesario para una estadía formidable. Sus comidas son ligeras y con un sabor hogareño especial. El lunch para la playa estaba siempre listo para que no faltara nada durante el día. La atención es personalizada y la amabilidad es ilimitada. Sus precios son accesibles y su locación es cercana al muelle. En frente de la posada se encuentra una pequeña tienda llamada Turquesa. Su propietaria, Carmen Vargas apuesta por la oferta de diseño venezolano. Ofrece variedad de productos playeros exclusivos y de gran calidad.
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