jueves, 25 de mayo de 2017
Vacaciones para amantes del yoga, Julio Arnaldes
Desconectar para reconectar. Este es el objetivo de las escapadas, las huidas, las vacaciones. De cualquier viaje. En los tiempos de lo electrónico, de los relojes líquidos, de las notificaciones y las pantallas, sin embargo, se necesita hacer un esfuerzo adicional. Por eso, los amantes de prácticas físicas e introspectivas como el yoga, empiezan a vertebrar su tiempo libre alrededor de destinos atractivos donde puedan disfrutar del paisaje, la gastronomía y el relax además de practicar yoga en espacios paradisíacos. Siempre hubo gente que se marchó en búsqueda de esta paz, y unos cuantos se quedaron.
Más allá del Himalaya y las Blue Mountains, pero también en los Pirineos y en alguna playa o montaña resguardada de los turistas. Y algunos abrieron espacios para la práctica.
En un retiro de este tipo, que puede durar desde un fin de semana largo, a una o dos semanas (los hay de un mes o más, pues en ocasiones incluyen formación para profesor), se suele cuidar los horarios y lo que se come. Siempre hay yoga, pero también se pueden añadir masaje tailandés e incluso surf. Hay oferta con talleres de cocina vegetariana o ayurvédica y, la mayoría, vertebran los planes alrededor del senderismo o la caminata meditativa.
No es raro, además, encontrar retiros que enseñan a escuchar, para poner en valor la atrofia sonora a la que nos somete el ruido de la urbe.
@JULIOARNALDES
http://www.eluniversal.com/