"El tiempo de ignorar la biodiversidad y persistir con el pensamiento convencional en cuanto a riqueza y desarrollo ha terminado. Tenemos que llegar al camino hacia una economía verde" Pavel Sukhdev- Nagoya 2010
Este lunes 30 de noviembre, bajo los auspicios de la Convención Marco de las Naciones Unidas, se instala en Paris la XXI Conferencia Internacional sobre cambio climático (Cop 21) Se desarrollará hasta el 11 de diciembre y tendrá como objetivo principal la conclusión de un acuerdo internacional de carácter vinculante, que permita reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
En este contexto, se ha cuestionado en el último cuarto de siglo, el papel dominante que un particular estilo de desarrollo ha jugado en la delicada relación economía-ambiente. Al concebir el desarrollo como un proceso de transformación de la sociedad, sustentado en la expansión de la capacidad productiva, se observa que este esquema conceptual, ha estado relacionado desde comienzos de la Era Industrial, con la especialización del trabajo y el cambio tecnológico, con un pronunciado sesgo hacia la explotación de los recursos de tierra y agua, y la dependencia de los combustibles fósiles -generadores de desechos contaminantes que afectan el equilibrio biológico del planeta, y responsables de un deterioro ecológico ascendente- como principal fuente energética.
Los combustibles fósiles, generadores del efecto invernadero
Las emisiones de dióxido de carbono (CO2) provienen mayormente del uso industrial de combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas natural), pero también son producto de la desforestación y de cambios en el uso del suelo. Las emisiones producen calor térmico que afectan a la atmósfera, produciendo alteraciones en la sincronía de los ecosistemas, incrementando las temperaturas y el nivel de los océanos, además del deshielo de las zonas polares. La mayor parte de estas emisiones provienen del carbón (43%) y del petróleo (32%). Otros gases de efectos similares son el Metano (CH4) y el Dióxido de azufre (SO2) generados por la descomposición de materia orgánica y la combustión del carbón contentivo de azufre.
Los países más contaminantes, son aquellos que utilizan en mayor proporción estos combustibles. En 2013, según datos del Banco Mundial y otras organizaciones ecologistas, entre China y los Estados Unidos se generaba el 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero, seguidos por India, Rusia y Japón. Venezuela ha sido señalada como el país más contaminante en América latina, con una emisión de 6,9 toneladas de CO2 por habitante (El Universal 28 Agosto 2014). En materia de deforestación, Brasil, Indonesia y Perú, encabezan la lista.
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desarrollo-y-medio-ambiente-un-delicado-equilibrio
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