miércoles, 22 de abril de 2015

Genocidio al turismo exterior Por Gustavo Ocando Alex

Viajar al exterior será más difícil para los venezolanos ante la crisis por la escasez de dólares. (Foto referencial)
I

Siete grados de temperatura en la ajetreada SéptimaAvenida de NuevaYork. Hasta 70 por ciento de descuento en las vidrieras de Macy's y Forever 21. Liquidación en la entrada de la primavera. Las marquesinas alucinaban la vista con anuncios impactantes de Broadway. Aquel esplendor de capitalismo no distraía aGaby del mensaje de Whatsapp que recibió a las 11.00 de lamañana: "El Ministerio de Economía y Finanzas redujo laasignación de divisas a700 dólares en Estados Unidos". Su terror latía en el corazón de Manhattan.

La providencia 011 del Cencoex derribó su disfrute de un plumazo. La posibilidad de descontar mil 500 dólares al presupuesto de su viaje de dos semanas era un dardo envenenado. Tanto faltaba por costear: comprar boletos para vuelos internos en EEUU, comidas, compras, alquiler del carro, paseos, gastos imprevistos. Disfrute, pues. Nada de aquel pecado capital de "raspar cupos".

Andrea, amiga y empleada en Maracaibo del banco privado donde tenía activo su cupo para consumos en el exterior, anidó en su celular otro mensaje cual torero que da una puntadilla al animal de sus pavores: "¡Compren gift cards YA!".

Divina solución del viajero venezolano: adquirir instrumentos prepagos perfectamente válidos en cualquier parte del territorio estadounidense. La ansiedad le hincaba el estómago mientras caminaba hacia una farmacia en la Séptima con la 38.

-"Dos tarjetas Vanilla Visa, por favor. De 500 dólares cada una".

La empleada las cobró en dos transacciones. Aprobadas. Bendito remedio a la zozobra. Su esposo lo intentó con sus tarjetas, de otro banco. Declinadas en su mayoría. Tan solo pudo comprar un bendito plástico de 200 dólares.

- "Tranquila, sintámonos privilegiados" -le susurró su pareja -. "Viajamos justo cuando debíamos para poder disfrutar del cupo completo. Ya resolveremos. Mañana intento de nuevo".
Gaby no compartía su alivio. Ni el presente, ni el futuro. Ella yamiraba a los planes de los años siguientes. Veía desvanecerse la posibilidad de un nuevo viaje. Sus ojos se aguaraparon por la impotencia.

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