lunes, 7 de abril de 2014
¿Venezuela potencia turística? GUILLERMO GARCÍA | EL UNIVERSAL
El turismo en Venezuela pudiese convertirse en una gran industria, un sector no solo generador de importante actividad económica y de creación de empleos, sino generadora de divisas, que hoy más que nunca se requieren.
Nuestros gobiernos se han ocupado poco del desarrollo de ésta tan importante industria, a pesar que contamos como país de bellezas y recursos naturales como pocos países en el mundo. Pero de que valen todas esas ventajas, si los gobernantes no establecen las condiciones y políticas necesarias y legislación e incentivos adecuados para que el turismo en Venezuela se transforme en uno de los sectores de mayor dinamismo e impacto económico y social.
¿Qué necesitamos? Primeramente políticas públicas efectivas. Se requiere legislación bien definida que impulse y desarrolle eficientemente las inversiones en turismo. Se hacen muchos anuncios de buenas intenciones y planes, pero con poca coordinación y seguimiento, que finalmente no generan el resultado deseado. Por ejemplo, en lo referido a los permisos requeridos para el desarrollo de la actividad, la excesiva burocracia retarda y desestimula, lo que frena a cualquier inversionista o emprendedor que quiera desarrollar un proyecto. En consecuencia, se debe establecer a nivel de entes gubernamentales la simplificación administrativa para trámites municipales y de permisos de servicios, taquilla única para solventar cuellos de botella, como de gestiones engorrosas y de largos tiempos de trámites y aprobación en las alcaldías y los ministerios responsables (Turismo, Ambiente). No podemos seguir permitiendo que los proyectos hoteleros que se desarrollan entre 18 ó 24 meses, duren 36 ó 48 meses. A nivel de los insumos y materiales, el Ministerio de Turismo debería garantizar con alianzas con empresas estatales y privadas, el suministro garantizado y a tiempo para la construcción de infraestructura hotelera.
La infraestructura turística es otro de los pilares que sostienen esta actividad; es decir al turista deben brindárseles comodidades, seguridad plena, servicios públicos que funcionen, vialidad, transporte, limpieza, para que pueda disfrutar tranquilamente de los lugares visitados. Un viajero requiere atenciones, comodidades, información y sobre todo respeto, todo lo cual solamente se puede dar si existe una cultura que nos haga entender que el turista no es un intruso, no es una calamidad, no es un problema, por el contrario requiere del mejor trato. Sin duda la educación de los ciudadanos del país que oferta servicios turísticos es lo más importante para que se pueda desarrollar un turismo creciente y sustentable. En lo que respecta a la preparación del personal adecuado, se deben incentivar el establecimiento de programas, cursos y especialidades en hotelería, a través de institutos especializados, universidades y hoteles escuela. Hay que crear cultura turística.