viernes, 11 de abril de 2014

El difícil camino del diálogo

Ayer se presume que se abrieron puertas para un posible diálogo, ese ejercicio se realiza en medio de un gran escepticismo de una parte significativa de la población venezolana.

Son muchos los que no creen que, de parte del Gobierno, haya una verdadera voluntad de negociar y mucho menos de cambiar.

Algunas declaraciones del Presidente y Vicepresidente lucían más bien como provocaciones para que la oposición hiciera mutis por el foro. Quién puede considerar aceptable que diga, el primero que encarriló a la oposición y el segundo que deben decirle, porque él no lo sabe, que palabra puede usar, en vez de fascistas, para calificarla.

Tampoco es cierto, como pretende demostrar Maduro, que lo que está en juego son dos modelos políticos y si eso fuera así, en todo caso sería, entre totalitarismo y democracia, que más que modelos políticos son concepciones antagónicas en cuanto, entre otras cosas, al respeto de los derechos humanos.

Aquí lo que está en juego es la viabilidad de Venezuela que por un cúmulo de errores, políticos, económicos y sociales, ha caído en un estado de anomia y de quiebra económica y moral.

No querer entender eso es una condición sine qua non para producir la mayor catástrofe de nuestra historia con quién sabe cuantos muertos más antes de que se alcance el nivel de sindéresis requerido para reconstruir nuestro país.

¿Monólogo o diálogo?


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