Varias aerolíneas mantendrán sus puertas cerradas mientras el gobierno no les pague la deuda de más de 3.000 millones de dólares que se ha acumulado gracias al régimen cambiario.
Las aerolíneas suspenden sus ventas abrumadas por las deudas del gobierno y hacer turismo en el exterior es casi imposible.
El aeropuerto internacional de Maiquetía en Venezuela se había convertido en un lugar apetecido para los viajeros extranjeros, no precisamente por su servicio y comodidad, sino por razones económicas. Tanto locales como extranjeros compraban tiquetes aéreos en bolívares, que el gobierno liquidaba en dólares a las compañías aéreas a una tasa preferencial artificialmente barata de 6,30 bolívares por dólar, que es la oficial. Por eso, la demanda a todos los destinos era imparable.
Pero el gobierno frenó temporalmente la semana pasada ese sistema con una devaluación camuflada. Ahora los tiquetes aéreos se van regir por una tasa asignada mediante un mecanismo de subasta variable que, de momento, está a 11,30. No solo los pasajes se vieron afectados con la medida, también el cupo de divisas que los venezolanos solicitan en efectivo y mediante tarjetas de crédito cuando viajan al exterior, las compras electrónicas y las remesas enviadas a familiares. Con la nueva Ley Cambiaria, salir del país o enviar dinero afuera será mucho más caro y difícil.
“¿Para qué lo hizo? Para dejarnos como en Cuba”, se quejó Jacqueline Fernández, quien viajó el año pasado a México de vacaciones. “Compré leche, papel higiénico, jabón. Me volví loca comprando”, y aclara, “Yo no hice el famoso raspado”. Fernández se refiere al ‘raspadito’ o ‘raspacupo’, por el que los viajeros venezolanos presentaban ante el gobierno compras ficticias para gastar lo que diera el cupo viajero, quedándose con dólares que luego transaban en el mercado negro. Este se ha disparado en los últimos meses y hoy el dólar paralelo cuesta diez veces más que el oficial. Algunos lugares frecuentes para ir a raspar el cupo eran Colombia, Perú, Panamá o Miami, por eso el gobierno decidió limitar a un máximo de 700 dólares la cantidad de divisas asignadas a estos destinos. Los venezolanos solo podrán gastar hasta un máximo de 3.000 dólares al año, sin importar a dónde ni por cuánto tiempo viajen.
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