sábado, 16 de noviembre de 2013

Imaginar el Caribe sin playas no es ciencia ficción / MARY STOKES

Malecón de Santo Domingo. / BANCO MUNDIAL
Santo Domingo podría ser la segunda ciudad latinoamericana más afectada por el alza del nivel del mar producto del cambio climático. ESPECIAL Termómetro Social y Económico de América Latina.

Con una mezcla casi sin igual de belleza natural e historia, Santo Domingo, capital de la República Dominicana, figura regularmente en los principales ránkings como uno de los principales destinos turísticos del mundo. Sin embargo, dentro de poco podría formar parte de una lista menos halagüeña: la de las ciudades costeras más afectadas por el alza del nivel del mar a consecuencia del cambio climático.

Un estudio del Banco Mundial afirma que si se mantiene el ritmo actual de subida de las aguas del mar, Santo Domingo será una de las cinco ciudades más afectadas del mundo por el cambio climático para 2050 (después de Alexandria, Barranquilla, Nápoles y Sapporo).

La erosión causada por el agua salada y las inundaciones de las zonas costeras serán sólo algunas de las consecuencias más graves de este fenómeno.

Además de ser de vital importancia para la economía de la zona, las costas caribeñas son el hogar del 70% de la población. Casi todas las ciudades principales del Caribe, con sus millones de habitantes y sus infraestructuras esenciales, están a menos de kilómetro y medio de la orilla del mar -incluyendo claro está a ciudades altamente vulnerables a los desastres naturales como Puerto Príncipe, Hiatí, y La Habana, Cuba.

¿Cuáles son los problemas?

Para empezar, se avecinan más inundaciones. En Santo Domingo, por ejemplo, los más pobres ya se ven afectados por las inundaciones. Muchos viven a orillas del río Ozama y en terreno inundable, y una marejada ciclónica más alta o lluvias intensas provocadas por el cambio de clima les haría aún más vulnerables.

La República Dominicana ya está tomando acciones para afrontar este gran reto, pero aún queda mucho por hacer, según dice Jerry Meier, experto en cambio climático del Banco Mundial. Advierte de que "hay una falta de conocimiento sobre los terrenos inundables y no existen zonas prohibidas, así que la situación sigue igual".