Foto: Pisapasito |
En este recorrido reciente por el estado Apure descubro la chiga, una planta de la zona que echa una vaina. La semilla se ralla luego de quitarle la concha. La ciernen, la lavan varias veces para sacarle el amargo. Al final esperan que el agua se asiente hasta formar una pasta que se amasa y se seca. Es la bola de chiga, la que consigo en Mis Tres Tesoros, un tarantín en La Macanilla, justo antes de cruzar el puente rumbo a Puerto Ayacucho. Con esa bola hacen una bebida achocolatada o una especie de pudín o helado de chocolate. También una mazamorra.
En Mis Tres Tesoros atiende Marina Ruiz. Ofrece arepas de babo y chigüire, empanadas de guiso, carne mechada y pollo, todos los días desde las 4:30 am hasta las 4:30 pm. Las empanadas de guiso son excelentes. En una silla se instala Adolfo Jiménez, arpista y compositor. Buen conversador si le buscan la lengua. Vende queso llanero que recoge entre los productores locales. Un poco antes fíjense en el Asadero de Tony. Abre a diario desde las 4:00 am hasta las 9:00 pm. Vende carne asada, sopas y pavón cuando es temporada. Un hombre muy trabajador. Lo vi buscando la carne directamente en el matadero cercano.
Esa carretera que une a San Fernando de Apure con Puerto Ayacucho la llaman "La ruta de Gallegos". Es el llano más franco de Apure, sabanas infinitas a ambos lados del camino. Agrietadas si es verano. Brillantes si es invierno, porque se inundan, el sol les pega y el agua las ilumina como si sus únicos habitantes fueran las luciérnagas.
Hay que cruzar el río Arauca, el Apure que marca la entrada a la capital con su puente María Nieves, el Capanaparo, el Cinaruco y finalmente el Orinoco, sin puente. Una precaria chalana separa del estado Amazonas. Sorprenden los médanos en varias partes, silvestres y movedizos. Con sólo entrar un poco por los caminos se llega hasta ellos. En esas estábamos cuando nos sorprendió un incendio incipiente. Con ramas lo extinguimos rapidito. Nos sentimos salvadoras del planeta. La fauna se asoma libre y feliz. Cientos de aves que cruzan la carretera sin temor. Es su territorio habitual aunque lo atraviesen los motores.
Aturde y desconcierta el basurero a cielo abierto de La Macanilla, en pleno Parque Nacional Santos Luzardo, entre el Capanaparo y el Cinaruco. Es un desacato feroz a la Ley Penal del Ambiente.
Pero existe desde hace años y el Ministerio del Ambiente jamás ha tomado ninguna medida. Para que lo sepan, hay estación de servicio rural en La Macanilla. Venden la gasolina más costosa, pero se ha regularizado el servicio. Las gandolas surten tres veces a la semana.
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El Nacional web