Rafting y Barinas son dos palabras que no parecen calzar dentro de una misma idea, pero la realidad de los últimos años ha demostrado que los ríos de este estado llanero aportan la fuerza necesaria para realizar este deporte extremo.
Hay que ver mucho llano antes de llegar a los lugares en los que se puede navegar. Más cerca del piedemonte es donde se encuentran los ríos Acequia, Sinigüis y Canaguá, cuyos caudales son de los preferidos en la zona para actividades acuáticas, sobre todo en época lluviosa, entre los meses de mayo y noviembre.
Trabajo en equipo
Hay que tener claro que este deporte es un trabajo en equipo que consiste, básicamente, en atravesar ríos y superar los obstáculos –o rápidos– que la naturaleza ha puesto en el camino.
Con las espectaculares vistas de la Sierra Nevada de Mérida y el llano barinés de fondo, comienza la acción. El primer vistazo a la zona se hace de manera individual y desde el aire. Con la altura y la velocidad que significa lanzarse en tirolina, se da una mirada al majestuoso Sinigüís, donde poco después se aprenderán los principios básicos de este deporte de aguas blancas.
El rafting se practica en grandes balsas, con capacidad de 4 a 8 personas, siempre acompañados de un guía. El líder arma el equipo y da las explicaciones iniciales antes de lanzarse a la aventura.
El siguiente paso es escoger la indumentaria. El casco y el chaleco deben ser de la medida correcta y quedar bien ajustados al cuerpo. Lo ideal es llevar ropa cómoda y que no sea muy pesada, la mayor parte del viaje estará mojada. Luego, cada quien toma su pala ¡y al río!
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