Las indígenas peruanas se dejan tomar fotos a cambio de una propina. Foto: José Alberto Mojica / EL TIEMPO
Una maleta ligera, un espíritu aventurero y soñador y 400 dólares son todo lo que se necesita.
No es necesario demasiado dinero para conocer Machu Picchu: patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 1983 y una de las nuevas Maravillas del Mundo (2007).
Llegar a los 2.490 metros sobre el nivel del mar, pararse en la punta de una de las montañas que rodean esta hermosa ciudad inca, alzar los brazos y respirar el aire puro que corre por entre esas cuatro imponentes montañas -en medio de las cuales los incas construyeron su ciudad a mediados del siglo XV-, da una sensación indescriptible de tranquilidad y grandeza, y recargan el alma de buena energía.
Con 400 dólares, fuera de los tiquetes Bogotá-Lima-Bogotá (que los puede conseguir muy baratos si está pendiente de promociones), usted podrá llegar hasta esta montaña mágica.
En Lima, averigüe en la terminal de buses por los tiquetes que lo llevarán hasta la ciudad de Cuzco, donde comienza el recorrido.
Son 24 horas de bus por 100 soles (unos 100 mil pesos); pida rebaja. El bus, de dos pisos, parte a las 5 p.m. de Lima, y aunque es recomendable llevar golosinas y agua, el servicio incluye refrigerios y comida. En el trayecto se atraviesan desiertos, ríos y bosques.
En Cuzco lo recibirá una ciudad con una energía especial. Cada rincón parece salido de una película romántica y ancestral a la vez: su arquitectura colonial, sus calles adoquinadas y estrechas por donde solo cabe un carro en una dirección, sus iglesias y museos...
Pero antes de salir a caminar, busque dónde dormir. Alrededor de la Plaza de Armas, y en el centro, hay decenas de hostales que cobran 10 o 12 dólares la noche, incluido el desayuno. En la misma plaza busque las ofertas para empezar el recorrido. Elija una agencia de viajes certificada que lo lleve a Machu Picchu por 100 dólares (incluye traslados, alojamiento y entradas).
El bus sale de Cuzco y empieza a cruzar el Valle Sagrado hasta llegar a Ollantaytambo (dos horas).
Aunque la ruta sigue sin parar, si se pone de acuerdo con el conductor y con el grupo puede caminar un rato por la majestuosa fortaleza inca que se impone en esta población.
En Ollantaytambo se toma el tren que en tres horas lo llevará a la población de Aguas Calientes; desde allí, en 15 minutos, un bus lo descargará en Machu Picchu: una postal viviente, un regalo para el alma y un paisaje que nunca se borrará de su memoria. El plan también incluye guianza, una noche en Aguas Calientes y el regreso a Cuzco.
En cualquier rincón peruano se puede comer delicioso. Así que no es necesario buscar los restaurantes más costosos. En Cuzco, por ejemplo, encontrará muy buenos menús por 10 soles (10 mil pesos) que incluyen hasta postre. ANAMARÍA LEAÑO B. - REDACTORA DE ADN / / EL TIEMPO
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