jueves, 1 de diciembre de 2011

San Francisco de El Pino, entre esclavos y piratas


En el sur del lago se encuentra este poblado rodeado de caños y ríos, que era usado por los esclavos para sus sueños de libertad.
San Francisco de El Pino es uno de los pueblos más al sur del Lago de Maracaibo.

Está rodeado de una exuberante vegetación y sembradíos que se descubren al transitar la carretera que va desde la Panamericana hasta esta población.

El Pino, como es mejor conocido, se formó en la época de la colonia como refugio temporal de los esclavos de origen africano que escapaban de las haciendas que existían en toda esa zona del sur del Lago de Maracaibo.

Desde allí, los esclavos planeaban nuevas rutas de escape hacia la libertad.

El lugar era ideal ya que se encontraba en plena selva, era de difícil acceso y de fácil escondite. Sin embargo, con el pasar del tiempo, la población transitoria se fue haciendo más permanente hasta que en 1822 un hacendado de Maracaibo llamado Juan Evangelista González establece el pueblo de San Francisco de El Pino.

El Sur del Lago está regado de caños y ríos que nacen de las montañas andinas. Uno de los pueblos que aprovechó esta condición fue El Pino, cuando un hacendado español construyó un muelle piragüero allí.

El lugar también fue visitado varias veces por los piratas que en rápidas incursiones saqueaban a muchos de estos poblados de la ribera lacustre.

Se cuenta que el famoso Henry Morgan (1635-1688) utilizó uno de estos caños luego de hacer una de sus fechorías para ir a esconderse en las montañas cercanas donde encontró una caverna cerca de La Azulita, hoy conocida como Cueva de los Piratas.

Hoy San Francisco de El Pino es un pueblo que conserva sus raíces expresadas, entre otras, en una gran devoción a San Benito de Palermo. Sigue siendo un lugar apacible, con gente amable y trabajadora dedicada al cultivo del plátano, a la ganadería y a la pesca.

Está conectado al resto del país por una carretera asfaltada, construida en 1976, que llega hasta la Panamericana.

Por Germán Montero Alcalá / La Verdad.com