miércoles, 30 de noviembre de 2011

Nariguete y el San Benito de Las Piedras


El santo negro de la zona es una de las imágenes más peregrinas del país. La primera singularidad es que allí el santo no se llama San Benito de Nariguete, sino San Benito de Las Piedras

Hay muchos pueblos en Venezuela donde se venera con intensidad a San Benito de Palermo, pero uno de los más curiosos es un San Benito de un diminuto caserío cercano a la población de Chejendé, en el estado Trujillo, llamado Nariguete.

La primera singularidad es que allí el santo no se llama San Benito de Nariguete, sino San Benito de Las Piedras, porque en el lugar hay unas piedras muy grandes y se dice que el Santo Negro apareció entre ellas, detrás del sitio donde hoy está la capilla.

Otra extraña característica es que la estatuilla de San Benito casi nunca está en su santuario, prácticamente todo el tiempo está prestado a un creyente que ha recibido algún favor o ha sido objeto de un milagro.

Los agradecidos afortunados van hasta Nariguete a solicitar en préstamo la estatuilla, el custodio del santuario revisa la agenda y asigna las fechas en que se lo pueden llevar, pero debe comprometerse que a donde se lo lleve debe organizar un "velorio", una reunión de agradecimiento con su altar especial e invitar a un grupo de vasallos, chimbángueles y mucho ron o miche andino.

No hay posibilidad de que la imagen se pierda o se la roben. Me contaron que una vez intentaron devolver una réplica muy bien hecha en lugar de la original y cuando la fueron colocar en el santuario ya estaba allí la verdadera. También se cuenta que ha crecido, que ahora es más grande que cuando la encontraron.

Hay varias versiones sobre el origen del San Benito de Las Piedras. Unos dicen que fue encontrado en la Llanadas de La Candelaria, donde la señora María Escalona lavando ropa en la Quebrada, de Las Guamas, encontró la imagen y fue pasando de generación en generación hasta llegar a la familia Márquez de Nariguete.

Otros dicen que la figura se le apareció a un señor que estaba a punto de ahogarse en el río Carache y que milagrosamente lo ayudó a salvarse. Y una tercera, que dice que la estatuilla fue encontrada por el cura del lugar entre unas piedras, dejándosela en custodia a la señora María del Rosario Márquez, quien vivió 115 años.

El santuario, una casa de paredes de bahareque y techos de zinc, contiene una gran cantidad de objetos dejados por los agradecidos devotos, objetos como escarpines, copias de títulos universitarios, fotos de automóviles, de personas. Germán Montero Alcalá / La Verdad.com