Olviden Europa donde no hay tarifas de roaming. Pero piense en viajar a Senegal o Australia. El roaming se lo puede comer.
De ahí nacieron las e-Sim, que son unas tarjetas virtuales –o sea que no existen—a las que uno conecta el móvil y obtiene línea de datos con tarifas predeterminadas. Ese es el origen que no hace más que crecer.
El tema es que ahora parece que esto pone en riesgo los contratos con las telefónicas. Es decir, que un titular de teléfono móvil, en lugar de contratar con una compañía, compra una tarjeta e-Sim de manera que el intermediario es quien negocia.
La cuestión es de tanta importancia que se rumorea que futuros modelos de Apple podrían funcionar sólo con e-Sim. Pixel también ha apostado por ellas y ya hoy todos los Galaxy de Samsung las admiten.
Las grandes marcas de la telefonía están empezando a reaccionar ante un desafío nacido del turismo y que puede convertir su actual negocio en marginal.
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