Estaba cantado, pero no por ello es menos noticia: Spirit, la low cost de Estados Unidos presentó en los juzgados la declaración de quiebra, acogiéndose al famoso Capítulo 11 de la legislación americana que le permite seguir operando por el momento (Spirit avisa: su cierre puede estar a la vuelta de la esquina).
Es la segunda vez en este año que la misma aerolínea quiebra, dado que en marzo pasado se había declarado en bancarrota. Desde marzo a ahora las deudas se han reducido en 800 millones de dólares, pero eso no ha bastado para seguir operando normalmente.
Dave Davis, el máximo ejecutivo de Spirit, dijo este viernes que “desde que salimos del anterior proceso de reestructuración financiera, dirigido a reducir deuda y ampliar capital, quedó claro que aún había mucho más trabajo a hacer y que necesitamos más herramientas para que Spirit tenga un futuro seguro”.
Spirit, como se recordará, es víctima de una situación surrealista vivida en los últimos años: la compañía recibió una oferta de absorción por parte de otra low cost, Frontier. Los accionistas de Spirit inicialmente aprobaron la operación. Pero antes de que se cerrara, JetBlue, otra aerolínea, hizo una oferta mejor, aduciendo que para JetBlue era crítico quedarse con Spirit. Tan atractiva era la oferta que los accionistas la aceptaron. Pero la Comisión de la Competencia americana rechazó la fusión. Entonces Spirit se quedó sin su matrimonio con Frontier y también sin JetBlue. Y ahí empezó a hundirse.
Spirit opera fundamentalmente en la costa este, sobre todo desde Florida, donde tiene su sede. Lleva unos años reduciendo su flota y buscando ahorrar dinero.
Las perspectivas de futuro son bastante negras tras esta segunda declaración de quiebra, pero es necesario que la dirección rediseñe la compañía a ver si es viable.
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