miércoles, 4 de marzo de 2020

Ecolandingvzla, turismo con proposito Delta del Orinoco

Un paraíso en medio de la selva que reafirma la riqueza de la diversidad de Venezuela

Ecolanding Venezuela  Agua, conexión, magia, espejos, raíces, "Yakera" o gracias, estas son solo algunas de las palabras que describen la experiencia que vivimos en este paraíso denominado Delta del Orinoco.

El viaje a nuestro delta nos tenía más que emocionados. Comenzar a navegar las aguas de sus caños por el río Orinoco nos llenaba de muchísima intriga y misterio. Muchas veces pensamos que este tipo de destinos es algo complicado o requiere de algún tipo de logística y preparación especial, pero lo cierto es que está confirmado: son solo excusas, porque es un viaje cero complicado.

Después de pasar Maturín y llegar a Boca de Uracoa, abordamos la lancha del campamento Orinoco Delta Lodge @orinocodeltalodge y comenzamos la travesía por las inmensas aguas de nuestro río Orinoco. Al llegar nos recibió Clemente González, quien sería nuestro guía durante todo el viaje. Este hombre de la etnia Warao rápidamente tuvo una conexión maravillosa con nuestro más profundo ser y mientras navegábamos, nos llevaba por el río contándonos infinitas historias de sus raíces y demostrando ese amor inmenso que tiene por su tierra.

En medio de los colores del arco íris, la luz dorada del final de la tarde y un poco de lluvia, llegamos a Orinoco Delta Lodge, un paraíso en medio de la selva que nos reafirma lo increíblemente diversos y ricos que somos. Este lugar es un proyecto familiar con casi 30 años en pie. María Victoria Soto, quien es la madre de este proyecto, lo describe como su vida y su casa, ese refugio natural que construyó junto a su esposo Hisham Tahbou para ver crecer a sus hijas en entornos llenos de vida abundante. Los Tahbou lo adecuaron con una construcción y un mobiliario amigable y acorde a los espacios abiertos del entorno, en los cuales puedes tener contacto con la naturaleza, creando cómodos palafitos que se convierten en tu cálido hogar durante tu estadía. Es totalmente mágico poder tener esa sensación de dormir sobre el río.

Los amaneceres del Delta valen la pena contemplarlos. Es maravilloso poder ver esos primeros tonos rosa del sol que va jugando con su intensidad y colorido. Además es como si lo vieras doble, porque el Delta es un constante espejo: sus aguas en calma reflejan absolutamente todo, y mientras tienes este escenario puedes ver y escuchar cómo se va despertando la fauna y cómo los Warao comienzan a navegar bien temprano en sus curiaras, haciendo de este momento toda una experiencia sensorial.

Después de obtener las energías que brindó este hermoso amanecer, agarras fuerzas con un suculento desayuno y te preparas para realmente comenzar el viaje. Es importante destacar que las comidas todas son divinas y además comes con vista al río mientras ves cómo la bora viaja de un lado al otro con la corriente.

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