jueves, 24 de agosto de 2017

San Juan de los Cayos: Una bahía tranquila - Eduardo Monzon

En un paisaje que combina lo árido con lo tropical, los colores opacos y la serenidad se abren paso entre la cotidianidad de los habitantes de este pueblo rodeado de agua de mar, en la costa oriental del estado Falcón.

Apenas se camina por la playa se comprende lo extensa que es, el oleaje es suave, el mar es poco profundo y su color es turbio, generalmente marrón, debido a los sedimentos que arrastra el río El Tocuyo, que desemboca a unos cuantos kilómetros y pinta el agua y la arena de tonos intensos.

Por la orilla de la playa se extienden cujíes, otros árboles y algunas palmeras, una vez dentro del agua, a cierta profundidad el fondo se vuelve de arcilla, a la que le atribuyen propiedades favorables para la piel, por eso algunas veces es extraída por los bañistas para masajear todo el cuerpo hasta que se seque el lodo oscuro, luego de un nuevo baño de mar la piel queda muy suave y limpia.

Desde la playa se observan con facilidad dos islas: Cayo Arriba y Cayo Abajo, que forman parte de la Reserva de Fauna Silvestre Tucurere, a pesar de su cercanía con San Juan, son muy poco visitadas y es complicado conseguir algún peñero que realice el traslado hasta una de las isla que puede ser recorrida por turistas.

Sin lugar a dudas, el momento cumbre de los días en San Juan de los Cayos es la hora del atardecer, cuando el mar se baña en oro para recibir el ocaso y el paisaje amplio se deja admirar lleno de colores enardecidos, es un espectáculo digno de admirar en silencio y con cámara en mano. Es bueno instalarse cerca de La Tapareña (0412-4677130) un pequeño club a la orilla del mar, donde disponen de sillas y mesas para la visita, es ideal para iniciar la noche con una refrescante bebida y fondo musical alegre

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