No hay espacio y tampoco tengo la intención de convertir mi columna semanal en un ensayo historiográfico sobre los efectos nocivos del estatismo exagerado en las constituciones venezolanas. ¡Qué Dios me libre de semejante desatino!
Por tanto me reduzco a reseñar un caso ocurrido durante la vigencia de la anterior Constitución… cuyos efectos nocivos continuaron con la actual Carta Magna… para algunos "la mejor del planeta".
Durante el segundo gobierno del presidente Caldera, como viene ocurriendo desde que banquero es cualquier asaltante de caminos, muchos de las mayores instituciones financieras del sector privado quebraron.
Lo normal habría sido que tales fracasos llevaran a los responsables a pasar una temporada tras las rejas. Que un juez serio comenzará a pagar a los depositantes… si los sinvergüenzas hubieran dejado algo en caja. Que si el numerario no alcanzase, se comenzara a rematar, martillo por delante y sin pre calificaciones, los bienes restantes. Y que si quedaba dinero se repartiera proporcionalmente entre los acreedores y accionistas. No fue así.
Los bancos quebrados pasaron a manos del Ejecutivo Nacional, los depositantes quedaron en el limbo hasta que en el siguiente gobierno Hugo Chávez ordenó pagar las deudas. Los accionistas huyeron y para solaz del público se detuvieron algunos peces chicos.
Los bienes restantes no se remataron con lo cual los funcionarios encargados de custodiar bienes valiosos como obras de arte, cubiertos de plata y empresas como hoteles de gran tronío… se las robaron.
Leer mas: https://www.lapatilla.com/site/2017/05/22/domingo-alberto-rangel-sector-turismo-ninguna-constitucion-estatista-sirve/
Por tanto me reduzco a reseñar un caso ocurrido durante la vigencia de la anterior Constitución… cuyos efectos nocivos continuaron con la actual Carta Magna… para algunos "la mejor del planeta".
Durante el segundo gobierno del presidente Caldera, como viene ocurriendo desde que banquero es cualquier asaltante de caminos, muchos de las mayores instituciones financieras del sector privado quebraron.
Lo normal habría sido que tales fracasos llevaran a los responsables a pasar una temporada tras las rejas. Que un juez serio comenzará a pagar a los depositantes… si los sinvergüenzas hubieran dejado algo en caja. Que si el numerario no alcanzase, se comenzara a rematar, martillo por delante y sin pre calificaciones, los bienes restantes. Y que si quedaba dinero se repartiera proporcionalmente entre los acreedores y accionistas. No fue así.
Los bancos quebrados pasaron a manos del Ejecutivo Nacional, los depositantes quedaron en el limbo hasta que en el siguiente gobierno Hugo Chávez ordenó pagar las deudas. Los accionistas huyeron y para solaz del público se detuvieron algunos peces chicos.
Los bienes restantes no se remataron con lo cual los funcionarios encargados de custodiar bienes valiosos como obras de arte, cubiertos de plata y empresas como hoteles de gran tronío… se las robaron.
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