sábado, 8 de marzo de 2014

A ellas / Por Eliana Pineda A. / Periodista

A esas mujeres de mi patria van nuestras miradas amorosas y libertarias, a ellas toda la poesía contenida en un atardecer venezolano.

Hermelinda, mujer morena clara, cabello negro, lacio, abundante, cejas y pestañas espesas. De una dulzura y ternura extraordinaria, combinada con una carácter férreo, basado en la rectitud, honestidad, humildad y fe en Dios. Habitante campesina del Sur del Lago de Maracaibo y huésped nómada de los pueblos andinos, ambos territorios dieron a luz sus ocho hijos, levantados a fuerza de días de sacrificio, madrugadas turbulentas y largas noches de desvelo, en compañía de mi padre, hombre de principios, sembrador de extensos platanales en territorios indómitos de impredecibles esperanzas, cuya filosofía de vida era el trabajo como única fuente de vida. Juntos marcaron historia. Mi madre tuvo que batallar muy fuerte, venciendo amenazas y riesgos con inteligencia y destreza maternal, sacándonos responsablemente adelante a través del estudio, haciéndonos personas con voluntad propia, tan iguales y comunes como cualquier vecino de la calle pero diferentes en nuestros sueños y cómo los soñamos. Todo esto gracias a ella, esa mujer morena clara que nos enseñó el arte de andar con espiritualidad y los pies bien puestos en la tierra.

Esa mujer y miles de mujeres que en compañía de hombres o sin ellos trazan el camino a seguir, ellas son las necesarias, a ellas va este instante cálido y resplandeciente de marzo, dedicado a todas las féminas como homenaje solemne por su coraje, valentía y ganas de emprender aventuras realizables y prometedoras junto a sus seres amados. Este acto de honor va con respeto y veneración a las innumerables manifestantes, madres, abuelas, esposas, novias, amigas, hermanas, unidas en la pelea sin violencia con los estudiantes, exigiendo un cambio para Venezuela, escuchándose por todos los rincones:" Mujer, escucha, únete a la lucha" como consigna para sumar brazos solidarios, integrados por un mejor país con seguridad social, educación, comida, salud, ciudadanos libres y economía estable.

A esas mujeres de mi patria bendecida por el creador, a ellas luchadoras apasionadas, incansables de amaneceres cargados de secretos para iniciar jornadas con dignidad y futuro, con el ánimo puesto en transformaciones irremplazables, a ellas van nuestras miradas amorosas y libertarias, a ellas gladiadoras de buena voluntad, a ellas toda la poesía contenida en un atardecer venezolano, preñado de sensaciones desconcertantes, esperando con certidumbre mañanas olorosas a café recién colado y el orgulloso privilegio de contar con una nación del tamaño de casa gocha, maracucha, oriental, llanera o caraqueña, en fin del genio y figura de cada venezolana.

Fuente: http://www.laverdad.com/

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