En la isla prometen 300 días de sol por año, y aguas cálidas y cristalinas. Foto: Aruba Tourism Authority |
ORANJESTAD.- Hay algo fuera de lugar. La agitación de banderitas, las caravanas, las campañas en vista a las elecciones generales del próximo 27 de septiembre. No, en Aruba no puede existir la política. Si en esta isla de 30 km de largo por 10 de ancho, donde lo más parecido a un traje es una guayabera y la frase One Happy Island está estampada hasta en las patentes de los autos, da la impresión de que todos viven de vacaciones, lejos de las preocupaciones mundanas de otras latitudes.
Algo de eso hay, a decir verdad. Desde que cerró la refinería de petróleo, hace poco menos de dos años, el turismo es la principal industria de la menor de las ABC (Aruba, Bonaire y Curaçao), las tres principales islas de las Antillas Holandesas (las otras son Sint-Maarten, Saba y San Eustaquio). Gane quien gane en los comicios (el partido Verde, actualmente en el poder, es el favorito), la isla seguirá recibiendo un millón y medio de turistas anuales -o 915.000 sin contar a los cruceristas- en busca de lo que mejor sabe vender Aruba: playas de agua transparente y más de 300 días de sol al año.
La mayoría de los viajeros llega de los Estados Unidos, con el 65% de visitantes. El destino les calza perfecto: malls de grandes marcas, cadenas de comidas rápidas -de TGI Friday's a Starbucks, no falta ninguna-, 11 casinos abiertos las 24 horas (hay uno en el aeropuerto también) y mucha seguridad son atractivos imbatibles para ellos.
Le siguen los venezolanos, cuyas costas están a menos de 30 km de las de Aruba. "El venezolano decide en la mañana que vendrá a Aruba en la tarde", ejemplifica Howard Maduro, gerente de Divi Resorts, cuya modalidad all inclusive está bastante difundida en la isla. Tan cerca están los dos países, que todas las frutas y verduras llegan en barco desde Venezuela: Aruba no fabrica nada, salvo productos de aloe vera, agua (sí, tiene una planta desalinizadora) y la cerveza local, Balashi (eso sí, con malta escocesa y lúpulo alemán).
Después vienen en la lista los turistas holandeses, los canadienses, los brasileños y, en sexto lugar, los argentinos, cuyo mercado creció un 26% en el último año. Sólo en junio de este año vinieron 8000 turistas de nuestro país, con un promedio de estadía de ocho noches, un pico de argentinos que la isla sólo había registrado en 1997, en pleno 1 a 1. Los principales intereses de nuestros compatriotas son playa, gastronomía y shopping (en este rubro, cosméticos y electrónica llevan la delantera. Y aunque la isla no es un puerto franco, el tax es de apenas 1,5%).
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Por Teresa Bausili | LA NACION
Por Teresa Bausili | LA NACION