Viajar en aerolíneas de bajo costo puede convertirse en ahorro si asume algunas restricciones.
El aterrizaje en Colombia de la tendencia mundial de las aerolíneas de bajo costo no sólo ha generado una reducción sensible en el precio de los tiquetes aéreos -como consecuencia de la guerra de tarifas-, sino que también ha introducido al usuario en una serie de nuevas variables en las que debe pensar antes de tomar la decisión de compra.
Un detalle clave es que la mayoría de las compañías de bajo costo cobran por aparte cualquier servicio adicional: la comida, las bebidas, el derecho a elegir el asiento y, en algunos casos, hasta por cada maleta que el pasajero quiera transportar.
La aerolínea Aires, por ejemplo, cobra desde este mes 10 mil pesos por la primera maleta si la reserva del embarque de la misma se realiza a la hora de la compra (con pago previo) y 20 mil pesos si se solicita en el aeropuerto.
Easy Fly, otra empresa nacional que compite en este segmento, no ha empezado a hacer cobros adicionales de este tipo, pero la práctica es muy extendida a nivel mundial.
Mucha gente piensa que detrás de esto lo que hay es una forma de 'cobros escondidos' que pueden terminar haciendo que un tiquete de una línea de bajo costo sea, al final, más caro que el de una aerolínea tradicional o, al menos, igual. Pero no se trata de eso. Simplemente es una manera de operar distinta y lo que corresponde es que el viajero sea consciente de lo que va a comprar, haga sus cuentas y tome su decisión a la luz de sus necesidades.
Por ejemplo, hay personas que no necesitan llevar equipaje, a las que no les gusta comer en los aviones o que tienen flexibilidad con los horarios de vuelo, y todo eso les puede representar ahorros.
No en vano, hoy la cuarta parte de todos los pasajeros que hacen vuelos nacionales en Colombia se movilizan en aerolíneas de bajo costo: 24 por ciento, entre enero y agosto de este año, según cifras de la Aerocivil. Y otro dato: en las rutas internacionales, Jet Blue y Spirit ya tienen el 5 por ciento de los pasajeros.
"El público objetivo de las aerolíneas de bajo costo está dispuesto a asumir las restricciones para poder desplazarse más económicamente en avión. El de las tradicionales, en cambio, suele tener otro tipo de consideraciones", explica Daniel Devis, director de estudios económicos de la Asociación del Transporte Aéreo en Colombia (Atac).
En todo caso, un dato comprueba que en esta competencia el gran beneficiado es el pasajero: en septiembre, las tarifas mínimas de las aerolíneas en vuelos nacionales fueron un 14 por ciento más baratas que hace un año, según datos de Atac.
Fuente: El Tiempo (Colombia)
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